Pasar de 5 grados bajo cero a más de 30 en un mismo día, ver tarántulas caminando por las dunas, perderse en medio de la inmensidad de miles y miles de kilómetros cuadrados de arena… Este es el escenario en el que se desarrolló la construcción del parque solar de autoabasto más grande de México, con unas infraestructuras de nada más y nada menos que 200 hectáreas, cifra que equivale a 200 campos de fútbol.

El calor y las altas temperaturas fueron el pan de cada día, pero el equipo también pudo gozar de una instantánea de lo más atípica en el desierto: la nieve inundando el arenal. Una estampa que quedó grabada en sus retinas y que todavía hoy recuerdan con fascinación.

Sin embargo, trabajar en el desierto también puede resultar peligroso, y es que insectos como las viudas negras se colaban en los paneles fotovoltaicos a tejer sus telas de araña. ¡Una de esas picaduras podría ser letal si no se trata a tiempo!

Todas estas anécdotas, además de la compañía de gente local realmente hospitalaria y entregada, hicieron de esta aventura una experiencia única y difícil de olvidar que culminó con la construcción de un parque compuesto por 204.060 paneles fotovoltaicos y una potencia instalada de 65.000 kW, lo que permite generar un total de 165.000.000 KWxh al año y abastecer de energía limpia a más de 120.000 personas. Además, gracias a esta infraestructura se evita la emisión de 60.000 toneladas anuales de C02 a la atmósfera.